La equidad de género en las ciencias, la medicina y la salud: ¿dónde estamos y por qué importa?

La equidad de género en las ciencias, la medicina y la salud: ¿dónde estamos y por qué importa?

Los campos de las ciencias, la medicina y la salud global se encuentran en medio de un ajuste de políticas de género. Cuatro movimientos sociales contemporáneos han ayudado a darle forma al territorio de la salud y el género de manera global: los movimientos en línea contra la violencia, incluyendo #metoo y #niunamenos; el feminismo interseccional, el reconocimiento de nuevas masculinidades y su evolución y el movimiento global para el reconocimiento de los derechos de las personas transgénero. Estos movimientos están transformando las ciencias de la salud, forzando a la sociedad a enfrentarse a preguntas de agencia, vulnerabilidad, así como de la dinámica y el cambio de la realidad en las relaciones de poder basadas en el género. Debido a esto, los autores decidieron realizar una revisión de la información para resumir el progreso en la equidad de género en las ciencias, la medicina y la salud global, así como para revisar la evidencia del por qué ésta importa en términos de resultados sociales y de salud.

Los roles de género rígidos y estereotipados afectan a todos. La desigualdad de género se traduce en riesgos para la salud a través de:

  1. valores, normas, creencias y prácticas discriminatorias;
  2. exposición y susceptibilidades diferentes a enfermedades, discapacidad y lesiones;
  3. sesgos en los sistemas de salud y sesgos en las investigaciones en salud.

De manera más insidiosa, las desigualdades de género contribuyen a aumentar los niveles de estrés y ansiedad entre las mujeres debido a su papel de cuidadoras, entre los hombres por el papel de proveedores, ambos dictados por la sociedad, y en el caso de las personas transgénero, debido a que generalmente se les penaliza por no adaptarse a las normas de género establecidas.

La equidad de género es un derecho humano y es esencial para alcanzar sociedades pacíficas con un desarrollo económico y en salud completo y sostenible.

pesar de la proliferación de indicadores, las carencias metodológicas y conceptuales limitan substancialmente el uso de la información sobre el género. Las limitaciones metodológicas incluyen la cobertura desigual de los países, la falta de estándares internacionales para la comparación, una complejidad insuficiente de los indicadores dentro de los dominios de género y los tamaños de las muestras que no permiten el análisis desagregado de los datos. Los sesgos conceptuales incluyen asunciones de la heteronormatividad, la exclusión de los hombres y las personas con género no binario, la falta de información sobresaliente de las dinámicas de género dentro de los hogares y la inadecuada cuantificación de las labores domésticas no pagadas.

A pesar del cambiante escenario de la información global de género, el patrón total de la equidad de género para las mujeres en la ciencia, la medicina y la salud global es uno con aciertos mixtos y constituye un reto persistente. En la ciencia, la división del conocimiento entre los géneros continúa existiendo en todos los países, incluso en aquellos con una sociedad avanzada. La información de la Organización de las Naciones Unidas en Educación, Ciencia y Cultura muestra que menos del 30% de los investigadores a nivel mundial son mujeres. Aunque esta proporción está creciendo a nivel mundial, las investigadoras continúan publicando mucho menos artículos en promedio que los hombres y tienen una menor probabilidad de colaboraciones a nivel internacional. En Europa y Norteamérica los hombres persisten con mayores probabilidades de graduarse en ciencias naturales, matemáticas, tecnologías de la información y comunicaciones, así como de traducir sus títulos en empleos. Las mujeres comúnmente desertan de las carreras científicas por barreras estructurales; un análisis de los datos del Programa Internacional de Evaluación de los Estudiantes encontró, paradójicamente, que los países con altos niveles de equidad de género tienen algunas de las brechas más amplias en educación de segundo o tercer nivel en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.

En el campo de la salud, son pronunciados los problemas con la segregación ocupacional, los salarios y las condiciones laborales, así como las disparidades en puestos directivos. La fuerza de trabajo en la salud está feminizada, la participación de las mujeres es consistentemente mayor que en otros sectores de las ciencias o laborales en general, pero esto está ocurriendo de manera desigual. En la medicina persisten diferencias en la elección de las especialidades, por ejemplo, las mujeres siguen siendo todavía minoría en las especialidades quirúrgicas. Las brechas salariales con base en el género son reportadas en todas las especialidades y no se pueden explicar unicamente por la antigüedad, los tiempos sin ejercer la carrera y los trabajos de medio tiempo. A pesar de que, alrededor del mundo, las mujeres representan la mayor fuerza de trabajo en salud, ocupan una fracción muy pequeña de los puestos de liderazgo. Aunque existe el compromiso por parte del director general de la OMS de alcanzar la equidad de género, sólo un cuarto de los jefes de servicio que reporta la Asamblea Mundial de Salud o los ministros de salud son mujeres.

La discriminación por género está ligada a menor motivación, baja autoestima y productividad disminuida. Aunque los hombres enfrentan menos barreras para progresar en carreras científicas, médicas y de salud global que las mujeres, también carecen de apoyo sistemático para transformar las estructuras de género en sus lugares de trabajo. Un reporte de la Unión Europea encontró que a pesar de los efectos positivos en resultados económicos, sociales y demográficos del permiso de paternidad, continúan siendo pocos los hombres que lo toman, debido a las bajas compensaciones, pocas guarderías accesibles, inflexibilidad en los arreglos para el permiso, normas de género estereotipadas y expectativas culturales rígidas. Existe una escasez en la información disponible acerca de la fuerza de trabajo de personas transgénero en las ciencias, en la medicina y en la salud global. Sin embargo, un estudio de los resultados en empleos, que utiliza los datos de la Encuesta Norteamericana de Discriminación Hacia Personas Transgénero, encontró que experimentan mucha más discriminación a la hora de la contratación que las personas cisgénero, así como un trato diferente una vez que eran contratadas.

Existe un consenso generalizado de que la equidad de género en la comunidad promueve el crecimiento económico, disminuye la fertilidad, reduce la mortalidad infantil y mejora la nutrición. También existe evidencia, principalmente en los sectores de negocios y gerenciales, que los lugares de trabajo que son género-diversos han aumentado su productividad, la inovación y mejorado la toma de decisiones y la satisfacción de los empleados. Las instituciones género-diversas tienen mayor probabilidad de destacar que aquellas que no lo son. Una fuerza de trabajo médica con diversidad de género se puede traducir en mejores pronósticos de los pacientes.

Existen estrategias específicas para promover a las mujeres y niñas dentro de las ciencias y la salud. La OMS ha catalogado una gran variedad de herramientas para apoyar el análisis de género en la salud y destaca estrategias para promover la equidad de género en los programas y las políticas. Sin embargo, estas políticas no han sido suficientes para traer los cambios sociales necesarios para asegurar la equidad de género. Los movimientos sociales, tales como el movimiento por los derechos de las personas transgénero a nivel mundial, y los movimientos en linea contra la violencia, contienen lecciones importantes de los esfuerzos para mejorar la representación e inclusión de las mujeres en la ciencia, la medicina y en la salud global. Los movimientos sociales son útiles al politizar los problemas, llamando a respetar los derechos de los marginados o las minorías de manera que se transformen las relaciones de poder y se cree un ambiente que propicie la escucha de las demandas.

Los autores encontraron que la cantidad y calidad de la información en género está mejorando con el tiempo. Aún teniendo progreso, las mujeres continúan con desventajas considerables; el papel de los hombres se está expandiendo pero continúa limitado por los estereotipos de género y las normas restrictivas; asimismo, la información sobre la comunidad transgénero es muy limitada. Las carencias conceptuales y metodológicas en las investigaciones, incluyendo las conceptualizaciones de género retrógradas, así como la inequidad de género persisten, lo que significa que solamente estamos entendiendo una parte de algo mucho más complejo. La equidad de género importa para la salud. Con los cambios en el escenario estamos en posición de demandar más de la evidencia, para innovar más allá de los discursos actuales y para alcanzar una verdadera equidad de género para todos y en todos lados. La equidad de género no es simplemente un instrumento para los campos de la salud y el desarrollo, su impacto tiene beneficios con altos resultados y es importante para alcanzar la justicia social para todas las personas.

  • Marjan López de la Parra
REFERENCIAS
  • Shannon G, Jansen M, Williams K, Cáceres C, Motta A, Odhiambo A, et al. Gender equality in science, medicine, and global health: where are we at and why does it matter? Lancet. 2019;393(10171):560-569. doi: 10.1016/S0140-6736(18)33135-0