El trastorno límite de la personalidad es un padecimiento psiquiátrico que se caracteriza principalmente por relaciones interpersonales caóticas y dificultades en la regulación emocional. Es una condición donde se manera la polifarmacia comúnmente. Algunas aproximaciones en el uso de medicamentos psiquiátricos se han enfocado en disminuir síntomas sin embargo hasta el momento no existe un tratamiento farmacológico que mejore el funcionamiento de las personas de quienes lo padecen. Al tomar la decisión de iniciar un manejo farmacológico en esta población se deben de tener en cuenta las expectativas de la persona, los límites del medicamento y el riesgo/beneficio ante posibles efectos secundarios del fármaco.

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Es común que, en la psiquiatría, debido a la similitud de síntomas de diferentes padecimientos, el diagnóstico puede llegar a ser difícil. Uno de los diagnósticos que más comúnmente presta a confusión con el trastorno límite de la personalidad (TLP) es el trastorno bipolar (TBP) y en especial el tipo II. El dilema que surge entre el TLP y el trastorno bipolar es la ciclicidad de los síntomas. El TBP II es parte de un fenómeno neurobiológico que se incluye dentro de un espectro amplio llamado espectro bipolar. El TBP II y el TLP comparten características como impulsividad y desregulación emocional. Esto causa confusión a la hora de hacer una evaluación y un diagnóstico, dado que tales “tormentas emocionales” pueden confundirse con hipomanía.

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Parece ser que la tolerancia al malestar juega un rol en la desregulación de las conductas y sus manifestaciones clínicas como el uso problemático de sustancias, las conductas alimentarias de riesgo y los síntomas del TLP. El constructo de tolerancia al malestar podría ser un puente para el desarrollo de comorbilidades psiquiátricas. En los últimos años el enfoque transdiagnóstico ha tomado mayor relevancia para el tratamiento y el entendimiento de estas patologías.

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En una revisión reciente de Cochrane que apoya la eficacia de la psicoterapia para el tratamiento de individuos con TLP, se evalúan específicamente los efectos de diversos tipos de psicoterapia como tratamiento independiente o adicional. En cuanto a tratamientos independientes, se observaron efectos significativos con la terapia dialéctica conductual y la terapia basada en mentalización. En el caso de las intervenciones adicionales, mostraron efectos benéficos la terapia grupal basada en terapia dialéctico conductual, la terapia de grupo de regulación de las emociones, la terapia cognitiva asistida con manual y el entrenamiento en sistemas para la previsibilidad emocional y resolución de problemas. Si bien resulta evidente la utilidad de la psicoterapia en general para pacientes con TLP, es necesario seguir llevando a cabo investigaciones para determinar la certeza de la evidencia y comprender qué tipo de psicoterapia beneficia a cada paciente.

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