En este boletín se analizarán temas relacionados con factores ambientales que influyen de manera significativa en el origen o en la evolución clínica de diferentes trastornos relacionados con la salud mental y también en el estado de salud y bienestar en general.

Mucho se ha dicho sobre el origen multifactorial de los trastornos mentales, sin embargo, sabemos que hay trastornos en los cuales la heredabilidad tiene un peso muy importante y puede explicar quizá el 60 o hasta el 80% de la aparición de ciertos padecimientos, mientras que en otros casos como en los trastornos depresivos y de ansiedad, los factores externos pueden influir de manera significativa. Dos de estos factores externos y modificables serán analizados: la microbiota y el ejercicio. Saber cuáles son los mecanismos que en el funcionamiento cerebral y en las intervenciones basadas en el ejercicio, en los suplementos y en la dieta para coadyuvar en la mejoría clínica o para mantener un buen estado de salud es parte de la información que se ha incluido.

A pesar de que usualmente no se está considerando que la actividad física puede ser una intervención terapéutica con importantes beneficios en trastornos depresivos y ansiosos, además de ofrecer ventajas en cuanto a costo, beneficios para la salud en general y efectos secundarios. Puede ser beneficiosa para adaptarse a situaciones de estrés, y probablemente disminuir la posibilidad de padecer algún trastorno de ansiedad, por lo tanto, es importante considerarla dentro de las opciones terapéuticas para el paciente.

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La depresión es un padecimiento que afecta significativamente a una gran proporción de la población mundial, rebasando la capacidad de atención por parte de los sistemas de salud de allí la necesidad de optimizar los recursos terapéuticos disponibles. El papel benéfico del ejercicio en la depresión ha sido explorado desde tiempo atrás. Sin embargo, la información puede resultar confusa, por lo que este estudio buscó actualizar y organizar la evidencia científica disponible en relación con el efecto del ejercicio en la reducción de la sintomatología depresiva en adultos con altos niveles de depresión, concluyendo que esta intervención puede ser empleada como una alternativa de tratamiento para la depresión, por lo menos, igual de efectiva que los tratamientos actuales.

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Hablando de los trastornos depresivos, el ejercicio y la actividad física como estrategias para evitar o tratar la sintomatología no habían ganado notoriedad en la literatura científica hasta que William P. Morgan publicó un estudio en el que reportó que personas diagnosticadas con depresión presentaban niveles de aptitud cardiovascular más bajos que los controles no-deprimidos. Por otra parte, anatómicamente, se sabe que las personas diagnosticadas con un trastorno depresivo suelen presentar alteraciones fisiológicas y morfológicas en regiones como el hipocampo, la corteza cingulada anterior, la corteza prefrontal, el cuerpo estriado y la amígdala, lo cual se ha correlacionado con los síntomas depresivos y su intensidad (Liberg & Rahm, 2015). Han sido pocos los estudios que han intentado caracterizar o identificar los mecanismos neurales que tienen el ejercicio y la actividad física en los trastornos depresivos (Gujral et al., 2017).

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En este artículo de revisión los autores nos explican el concepto de microbioma intestinal y las tres vías principales en las que altera el funcionamiento cerebral: produciendo ácidos grasos de cadena corta (SCFAs), comunicándose con nervio vago, señales en el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal y regulación de serotonina. Se propone que el ejercicio aeróbico modifica la diversidad en el microbioma, al disminuir los síntomas de intestino irritable vuelve más permeable la barrera intestinal modificando las concentraciones de serotonina, activa el eje HHA mediante el eje microbioma-cerebro, puede regular la secreción de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro) así como más producción de SCFAs, produciendo en el cerebro una disminución de la depresión, ansiedad, mayor control del eje hipotálamo hipófisis adrenal y mayor BNDF.

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La microbiota intestinal está compuesta por millones de diferentes microorganismos. Tomando en cuenta las descripciones que existen sobre la comunicación intestino-cerebro, se ha emitido la hipótesis que la microbiota puede influir en ciertas funciones cerebrales y promover estados inflamatorios. En este sentido se ha visto que la microbiota intestinal está frecuentemente alterada en las personas con episodios depresivos mayores. Debido a lo anterior se han probado tratamientos con probióticos que han dado buenos resultados para mejorar la sintomatología depresiva, aunque solo como coadyuvantes. Es necesario realizar más estudios que permitan un análisis por subgrupos de edad con cepas específicas que están generando disbiosis.

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