COMORBILIDAD DE TRASTORNOS NEUROLÓGICOS CON DEPRESIÓN: EPILEPSIA, TRASTORNOS NEURODEGENERATIVOS Y DEMENCIA

El postulado filosófico básico de la Neuropsiquiatría es “todo acto mental es un acto cerebral”, poniendo énfasis en trascender el dualismo mente-cerebro —representado en la separación de la Neurología y la Psiquiatría como especialidades independientes— y reintegrar a la Psiquiatría Biológica con la Neurología Conductual. Asimismo, debe aceptarse que esta visión es válida para la Neuropsiquiatría y también para la Psiquiatría en general.

Por lo anterior, es importante tomar en cuenta que la mayoría de los trastornos neurológicos (TN) suelen tener una prevalencia de trastornos psiquiátricos (TP) mayor a la de la población en general, siendo la depresión el diagnóstico que suele ocupar el primer lugar. Una hipótesis sería que la discapacidad crónica acompañante de algunos TN puede ser un factor psicológico causante de depresión. Sin embargo, se ha visto una relación bidereccional, dado que en muchas ocasiones las alteraciones neurobiológicas subyacentes de los TN y de la depresión son compartidas. Por ejemplo, tanto en la Esclerosis Múltiple (EM) cómo en la Enfermedad de Parkinson (EP), los estudios demuestran que la prevalencia de depresión es mayor que en otras enfermedades crónicas discapacitantes. Otra evidencia a favor de que la depresión trasciende las implicaciones psicológicas de un TN, es que ésta no suele correlacionarse de forma directa con la gravedad de los síntomas o del estadio, como lo demuestran estudios epidemiológicos en la EM o la Enfermedad de Huntington (EH).

Para agregarle complejidad, se ha visto que en las demencias además del deterioro leve de funciones cognoscitivas antecede al cuadro demencial, sino que síntomas neuropsiquiátricos pueden ser un marcador de progresión a demencia, por lo cual se ha acuñado un nuevo concepto denominado Deterioro Conductual Leve (DCdL). Hoy, el DCdL se puede caracterizar con cambios conductuales o de personalidad que se presentan a partir de los 50 años de edad y persisten por más de 6 meses como disminución en la motivación (e.g. apatía, indiferencia, falta de espontaneidad), desregulación afectiva (e.g. ansiedad, irritabilidad, euforia), impulsividad (agitación, desinhibición, perseveración), conducta social inapropiada (e.g. falta de empatía o tacto, irrespetuosidad) y alteraciones sensoperceptuales y del contenido del pensamiento (alucinaciones o ideas delirantes). Estos síntomas, como apatía, desinterés e irritabilidad, pueden, en adultos mayores, ser característicos de un cuadro depresivo y prender las alarmas para tomarlos en cuenta a tiempo.

En esta serie de revisiones abordaremos algunos TN con los que el psiquiatra se enfrenta de forma habitual. También revisaremos dos estudios en los que se evalúan la capacidad predictora del DCdL y las opciones para retrasar, como tratamiento para depresión, la progresión a demencia en el Deterioro Cognitivo Leve con el uso de Inhibidores Selectivos de Recaptura de Serotonina (ISRS).

La depresión es un trastorno psiquiátrico altamente prevalente y discapacitante. Cuando pensamos en trastornos neurológicos la comorbilidad suele ser elevada, por lo que su pronta detección y tratamiento puede mejorar la calidad de vida de los pacientes. Los ejemplos clave de comorbilidad entre depresión y enfermedades neurodegenerativas son: Enfermedad de Alzheimer, Parkinson y Huntington, así como la Esclerosis Múltiple. Se revisan los mecanismos que son comunes en estos trastornos y la depresión que pueden explicar su coexistencia, así como las opciones de tratamiento disponibles.

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La coocurrencia entre epilepsia y depresión es una condición ampliamente conocida, y en el caso específico de los pacientes con epilepsia la existencia de un episodio depresivo mayor no identificado o tratado tiene un impacto en la respuesta y pronóstico al tratamiento de la Epilepsia. Desde la perspectiva complementaria, el tratamiento del cuadro depresivo en el escenario clínico de la epilepsia sugiere pautas específicas a conocer por parte del médico psiquiatra siendo esto último el objetivo particular de esta revisión.

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La coocurrencia entre epilepsia y depresión es una condición ampliamente conocida, y en el caso específico de los pacientes con epilepsia la existencia de un episodio depresivo mayor no identificado o tratado tiene un impacto en la respuesta y pronóstico al tratamiento de la Epilepsia. Desde la perspectiva complementaria, el tratamiento del cuadro depresivo en el escenario clínico de la epilepsia sugiere pautas específicas a conocer por parte del médico psiquiatra siendo esto último el objetivo particular de esta revisión.

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El Trastorno Depresivo Mayor (TDM) se ha asociado con un mayor riesgo de padecer Enfermedad de Alzheimer (EA); el inhibidor selectivo de la recaptura de serotonina (ISRS) citalopram ha demostrado disminuir la generación de -amiloide y la formación de placas. En este estudio se evalúa el impacto del tratamiento con ISRS sobre biomarcadores en líquido cefalorraquídeo (LCR) y la progresión del deterioro cognitivo leve (DCL) a EA. Se encontró que en pacientes con DCL y TDM, el uso prolongado de ISRS retarda significativamente la aparición de EA.

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