Más de 40% de los pacientes con esquizofrenia responden de forma inadecuada a los antipsicóticos convencionales; la clozapina que es el estándar de oro para estos pacientes, sólo es eficaz en la mitad de ellos. Además su utilidad es limitada debido a su alto potencial de efectos adversos como la agranulocitosis y las crisis convulsivas.

Dada la creciente prevalencia de los problemas de salud mental, además de aplicar las medidas habituales, se ha comenzado a gestar un creciente interés en la búsqueda de estrategias alternativas para la promoción de la salud y el bienestar de los pacientes, con la intención de dar un giro favorable a la evolución de la enfermedad mental.

Los tratamientos antidepresivos han cambiado el panorama de la depresión en las últimas décadas. Hoy se cuenta con una amplia variedad de alternativas con las que se pueden enfrentar la mayoría de los casos. No obstante, cerca de 50% de los pacientes que participan en ensayos clínicos farmacológicos, no responde favorablemente a las intervenciones a corto plazo (6 a 8 semanas).

Se ha observado que muchos pacientes con esquizofrenia tienen dificultades para elaborar sus experiencias de vida en una forma coherente y personalmente satisfactoria. Los esquizofrénicos con frecuencia tienen problemas para identificarse a sí mismos como parte de un mundo interpersonal, lo que contribuye al sufrimiento y refleja una disminución en la base contextual de las emociones, de los futuros proyectados y de la intimidad.

El término “medicina complementaria”, se refiere al uso de todos aquellos compuestos o sustancias (farmacológicas o naturales) que se emplean bien como alternativa a los medicamentos convencionales, o como medicación adicional a estos últimos. Por ejemplo, su utilización en pacientes con padecimientos crónicos como el cáncer es muy frecuente.