Uno de los aspectos aún no claramente definidos respecto al trastorno bipolar (TB), al igual que en el caso de otros padecimientos, es cómo conocer anticipadamente qué características clínicas y/o demográficas se pueden correlacionar con el tipo de su evolución a largo plazo. En la medida en que estas características se identifiquen, se podrá contar con elementos que permitan hallar forma de tratar a los pacientes de manera profiláctica.

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Un hecho que llama la atención es que de todos los estudios para comprobar la eficacia de los antidepresivos que recientemente ha aprobado la FDA, más de la mitad no pudo demostrar su superioridad sobre el placebo. Una de las explicaciones de este fenómeno es que con el tiempo se ha observado una tendencia creciente en el porcentaje de pacientes que responden tanto al placebo como (en menor grado) a los antidepresivos, sin que se sepa hasta ahora por qué. Hay quien ha postulado que posiblemente esto se deba a que el tipo de sujetos que participan en estos ensayos esté cambiando a lo largo de los años.

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Se considera al trastorno obsesivo compulsivo (TOC) como uno de los trastornos mentales más discapacitantes y difíciles de tratar, con una prevalencia entre 1 y 3%. Este trastorno sigue un curso crónico, fluctuante y rara vez se resuelve espontáneamente. El tratamiento de primera elección para el mismo incluye la terapia conductual y los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS) o la clorimipramina. Sin embargo, de 40 a 60% de los pacientes con TOC, no responde de manera adecuada a un primer ensayo con estos agentes.

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A diferencia de la depresión unipolar, las diferencias de género en la fenomenología del trastorno bipolar (TB), no han sido suficientemente estudiadas y los resultados obtenidos por lo general son discrepantes. Tres estudios han encontrado que las mujeres experimentan episodios depresivos con mayor frecuencia que los hombres, mientras que éstos experimentan más episodios maníacos.

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