La genialidad ha sido vinculada con la psicopatología desde los tiempos de la Grecia clásica; Platón describió cuatro tipos de locura: profética, ritual, erótica y poética. Esta última implicaba que el poeta debía ser poseído por un dios y que la calidad de la obra dependería del dios que había realizado la posesión y de la capacidad del poema para reproducir en los lectores esa iluminación divina. Durante la Edad Media se consolidó la idea del vínculo entre la psicopatología y la genialidad.

Una de las principales dificultades para integrar una estrategia de valoración, diagnóstico, tratamiento y prevención del suicidio es la falta de procedimientos de clasificación, definición operativa y medición confiable de los actos suicidas (ICD-10, DSM-IV). El suicidio se ha clasificado en diferentes subtipos: escape, venganza, altruismo, búsqueda de riesgos etc.

La erotomanía es la creencia delirante persistente de que una persona, usualmente de un estatus social superior, está enamorada del individuo. Hollander y Callahan subdividieron la erotomanía en una forma primaria, en la que el delirio erotomaníaco se presenta aislado, y en una forma secundaria, en la que la aerotomanía es parte de un trastorno psicótico más amplio. La erotomanía secundaria se ha documentado en casos de esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo, trastorno bipolar y síndromes orgánicos agudos y crónicos.

Las experiencias de pérdida y duelo son fundamentales en el desarrollo emocional de un ser humano que establece vínculos de apego afectivo con aquellas personas a quienes lo unen necesidades, sentimientos e interacciones. Cuanto más íntima, intensa e importante sea una relación afectiva para alguien, tanto mayor será el afecto devastador de su pérdida, ya sea esta definitiva por muerte, o causada por separación, abandono u otras circunstancias.