El trastorno de la personalidad ha sido por largo tiempo una fuente de debate, y su diagnóstico y susceptibilidad de tratamiento son particularmente controversiales. La meta del estudio consistió en plasmar las opiniones de los psiquiatras que laboran en un entorno forense respecto a las recientes propuestas relacionadas con pacientes peligrosos que sufren algún trastorno severo de la personalidad.

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Los estimulantes del tipo anfetamina se han empleado desde hace cerca de 50 años como tratamiento para el TDAH en niños, y fueron los primeros medicamentos químicos psicotrópicos que se introdujeron en la farmacopea. Para el tratamiento del TDAH, los estimulantes se administran por vía oral a dosis de 0.3 a 1.0 mg/kg/día de metilfenidato (MPH) y de 0.1 a 0.5 mg/kg para cada dosis de anfetamina (AMPH) administrada de dos a tres veces por día. La eficacia y la seguridad de estos medicamentos en la disminución de los síntomas del TDAH se apoya extensamente en los estudios controlados; algunos muestran hasta 24 meses de tratamiento continuo.

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El Modafinil, aprobado por la Food and Drug Administration (FDA) en los Estados Unidos de América para el tratamiento de la narcolepsia, ha demostrado en diferentes estudios ser un tratamiento efectivo para el TDAH. Es química y farmacológicamente diferente a los psicoestimulantes tradicionales y su mecanismo de acción parece no estar mediado por los sistemas dopaminérgico o noradrenérgico. El Modafinil parece activar la corteza frontal vía el hipotálamo y los núcleos tuberomamilares con sus neuronas histaminérgicas que tienen proyecciones excitatorias en la corteza frontal.

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Desde el estudio de Morton en 1694 se han documentado casos de trastornos de conducta alimentaria en hombres. Durante el siglo pasado se creía que dichos trastornos en hombres eran poco frecuentes, con una presentación atípica de la enfermedad, y que las características de los sujetos masculinos que los manifestaban eran especiales o peculiares.

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En el presente estudio se examina la relación entre conducta violenta, uso de alcohol y suicidio consumado. El suicidio es la novena causa de muerte global en los Estados Unidos y muchos lo consideran como un acto agresivo/violento, lo que sugiere una neurobiología común para el suicidio y la conducta violenta (niveles bajos de serotonina en el sistema nervioso central).

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