La mayor parte de las mujeres en edad reproductiva experimentan síntomas premenstruales que no afectan su calidad de vida; en algunas la sintomatología es tan significativa que les genera un deterioro en lo funcional y en sus relaciones interpersonales si no reciben tratamiento adecuado. Existen teorías en estudio en relación con este trastorno, sin embargo, su etiología específica es aún incierta. Criterios diagnósticos específicos permiten diagnosticar el Trastorno Disfórico Premenstrual (TDPM), diferenciarlo de otros trastornos psiquiátricos y elegir los tratamientos apropiados para aliviar los síntomas en la mayoría de quienes lo padecen. El uso de la Terapia Cognitivo Conductual es limitado, debido a que existe poca evidencia de su efectividad; no obstante, parece ser una opción prometedora para el tratamiento. En cuanto a tratamiento farmacológico, los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina son el tratamiento farmacológico de primera línea para pacientes con TDPM severo; la evidencia sobre la efectividad de los anticonceptivos orales combinados es limitada y la supresión farmacológica del ciclo ovárico está indicada en pacientes refractarias a tratamiento. La discapacidad funcional que produce el TDPM es importante y se necesitan estudios para esclarecer la fisiopatología del trastorno, así como para definir estrategias diagnósticas y aproximaciones terapéuticas novedosas y efectivas.

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Las fluctuaciones hormonales en las distintas etapas de la vida parecen ser un factor en la generación de resiliencia, también son un indicador de qué tanto el estado hormonal puede alterar el estado de ansiedad en mujeres. Los niveles altos de estradiol y progesterona interactúan con varios procesos de señalización dentro del circuito neural del miedo, modulando la consolidación de su extinción. Por el contrario, niveles bajos de estas hormonas impiden la extinción del miedo en la terapia de exposición sin olvidar que la participación de ambas hormonas puede verse alterada por cambios derivados del embarazo y la maternidad. A medida que la investigación clínica avanza, se obtiene una mejor comprensión de los distintos mecanismos neurobiológicos, facilitando el desarrollo de tratamientos personalizados y efectivos para los trastornos de ansiedad en las mujeres.

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La depresión es frecuente en la etapa de transición a la menopausia, durante la cual se considera que las fluctuaciones hormonales pueden estar relacionadas con los cambios anímicos. La relación entre los niveles de estrógenos y el ánimo podría explicarse por la interacción de los estrógenos con los sistemas de neurotransmisión serotoninérgica, noradrenérgica y dopaminérgica; sin embargo, el papel de la terapia hormonal para disminuir los síntomas depresivos es controvertido. Se ha observado que el estradiol transdérmico puede ser de utilidad en mujeres en perimenopausia que tienen otros síntomas climatéricos, pero no ha demostrado eficacia en la posmenopausia.

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La depresión posparto es aquel episodio de depresión mayor que ocurre por primera vez o recurre en la etapa perinatal. Tiene una prevalencia aproximada del 17.7%. Se considera que los principales factores de riesgo de presentar depresión posparto son haber tenido depresión posparto en algún embarazo previo y/o haber tenido un episodio de depresión mayor en algún otro momento de la vida. Se sugiere el uso de instrumentos de cribado para la detección y derivación oportuna, uno de los más utilizados es la Edinburgh Postnatal Depression Scale. Las medidas de tratamiento disponibles son la psicoterapia y el tratamiento farmacológico. Recientemente fue aprobada la brexanolona para su tratamiento específico.

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El insomnio se considera un síndrome caracterizado por múltiples síntomas que pueden afectar la calidad de vida de la persona y su funcionamiento. Evaluarlo de manera propositiva podría conllevar a un mejor pronóstico de la salud mental de la mujer, permitiendo al profesional de la salud realizar intervenciones específicas o preventivas. El insomnio pareciera tener una relación independiente con los síntomas depresivos y ansiosos y que está relacionado incluso con los síntomas obsesivo-compulsivos en el posparto, la rumiación de predominio nocturno y la ideación suicida en mujeres en la etapa perinatal. Futuras investigaciones podrían ser encaminadas a replicar los estudios en población mexicana y valorar la efectividad de las intervenciones.

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