A pesar de que la disponibilidad de intervenciones de duelo se ha acrecentado, la mayor parte de estas se basan en la práctica. Con el objetivo de incrementar la implementación de estas intervenciones dirigidas hacia padres que sufren la pérdida de un hijo, esta revisión busca proveer un análisis de intervenciones bien definidas, enfocadas a los padres, y llevadas a cabo por profesionales de la salud; asimismo, evalúa la relación entre dichas intervenciones y los conceptos básicos de las teorías de duelo y pérdida para determinar su evidencia de acuerdo con una base teórica. Se incluyeron 21 artículos describiendo 15 intervenciones. Se identificaron cinco componentes esenciales en todas las intervenciones; debido a que la mayor parte de los estudios reportaron la descripción de la intervención y la experiencia con esta, más no la efectividad, se compararon los componentes identificados, con cinco componentes clave de las teorías de duelo y pérdida, mostrando que todos los componentes de las intervenciones contaban con una base teórica. Debido a que no se cuenta con evidencia empírica de la efectividad de las intervenciones, su relación con los componentes teóricos apoya su efectividad a nivel conceptual. Las intervenciones de duelo deben enfocarse en el proceso continuo de la transición que experimentan los padres tras la muerte de un hijo y su reajuste a la nueva normalidad; se debe ofrecer una amplia gama de intervenciones, basadas en componentes teóricos y que cubran diferentes necesidades.

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La presente revisión busca identificar el impacto de brotes de enfermedades infeccionas previas en el duelo y llevar este aprendizaje a la actual pandemia por COVID-19. Los seis estudios incluidos, analizados mediante síntesis temática, se centraron en sobrevivientes de enfermedades, que se consideraron personas en duelo. Estas pandemias causaron pérdidas relacionadas con la muerte y con la alteración de rituales y prácticas de duelo, que afectan la capacidad de las personas para relacionarse antes y después de la muerte del ser querido. En la pandemia por COVID-19 es necesaria la coordinación y apoyo de diversas instituciones para brindar apoyo, promover la comunicación y adaptar los rituales funerarios en un entorno de respeto que de sentido a la pérdida de un ser querido.

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De acuerdo con la revisión sistemática de Eisma y Stroebe (2020), más de sesenta estudios incluyendo en su conjunto a 7,715 adultos evidencian el empleo de una variedad de estrategias de regulación emocional para llevar a cabo el proceso de duelo ante el fallecimiento de un ser querido. Estas van desde las más adaptativas –por ejemplo, reapreciación cognitiva y pensamiento positivo- hasta las mal adaptativas -como la evitación experiencial y la rumiación-. Son justamente estas últimas las que se asocian más frecuente y fuertemente con la persistencia del duelo, con lo que deben ser objetivos específicos del tratamiento basado en evidencia para el trastorno por duelo prolongado, categoría diagnóstica recientemente incorporada en la CIE-11 para el duelo complicado o incapacitante.

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La resiliencia entre los profesionales de salud en cuidados paliativos (PSCP) es muy valiosa para su trabajo y bienestar general. En esta revisión sistemática se encontró que la ansiedad a la muerte, el estrés traumático secundario y la fatiga emocional se relacionaban negativamente con la resiliencia (r = –0.22, p < 0.1; r = –0.36, p< 0.01; r = –0.31, p < 0.01, respectivamente); mientras que el crecimiento vicario postraumático, bajos niveles de estrés percibido y altos niveles de esperanza tuvieron una asociación positiva (r = 0.50, p < 0.001; r= –0.44, p < 0.01; r = 0.51, p < 0.01, respectivamente). Se propone un modelo de resiliencia en el PSCP como un proceso modulador y facilitador para lidiar con la muerte y la etapa al final de la vida de las personas.

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