Los biomarcadores son indicadores objetivos de procesos biológicos normales, patológicos o de la respuesta a tratamientos farmacológicos. Sin embargo, en el campo de la psiquiatría la valoración y tratamiento de los pacientes, aún en la actualidad, se fundamenta principalmente en valoraciones clínicas y en la aplicación de cuestionarios para establecer un diagnóstico y para evaluar el efecto de los tratamientos. Por ello, el contar con biomarcadores para las enfermedades mentales es de gran valor diagnóstico y terapéutico. En esta revisión se analizan los posibles biomarcadores periféricos en la depresión mayor, enfatizando en los relacionados con los procesos inflamatorios/inmunológicos y los oxidativos.

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Las alteraciones de la cognición suelen ser manifestaciones frecuentes en los estados depresivos. En algunos casos se considera que son elementos preexistentes al inicio del episodio depresivo, mientras que en otros se considera que forman parte del cuadro clínico. El identificarlos y tratar de buscar su reducción deben ser objetivos que se incluyan en el tratamiento integral de estos pacientes.

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No existen muchas opciones farmacológicas para tratar el alcoholismo. Recientemente se ha identificado que el topiramato puede ser una alternativa eficaz para ello. En dos artículos de reciente publicación se identifica su eficacia comparativa con el placebo, pero además se identifica que ciertos genotipos pueden favorecer la respuesta a este medicamento.

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Si bien los antidepresivos son poco hepatotóxicos, no se puede descartar que exista la posibilidad de que generan daño en este organo. En una reciente revisión se hace una valoración de la frecuencia de este riesgo y de los factores que se deben de considerar para dar un tratamiento antidepresivo con seguridad, minimizando el riesgo.

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