Cada vez es más común para el clínico tener que administrar tratamientos farmacológicos a personas de edad avanzada. Al igual que lo que sucede en otros grupos de población, no existen normas específicas que ayuden a seleccionar más adecuadamente el tratamiento. Este estudio de meta-análisis hace, por medio de una revisión sistemática, una valoración en cuanto a la eficacia general de los antidepresivos, sus diferencias en cuanto a eficacia comparativa y en cuanto a distintas formas clínicas de la depresión.

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Uno de los problemas aún no superados del tratamiento farmacológico de la depresión es el periodo de latencia que existe entre su inicio y la respuesta clínica. En la medida en que se pueda reducir este periodo de latencia habrá un mejor apego al tratamiento y una respuesta global más eficaz. Dos artículos de reciente aparición muestran los resultados de acelerar esta respuesta con la adición de monohidrado de creatina a los tratamientos habituales. La creatina es una molécula biológica utilizada como suplemento nutrimental para aumentar la masa muscular y mejorar el rendimiento físico por medio de sus efectos sobre la bioenergética corporal. En el cerebro se ha mostrado que tiene efectos antiapoptóticos y antioxidantes. Un primer estudio mostró que el agregarla a un tratamiento timoanaléptico en mujeres se redujo el tiempo de inicio del efecto antidepresivo. Un segundo estudio, si bien limitado por el número de sujetos, también mostró que las adolescentes deprimidas a las que se les añadió creatina a su tratamiento antidepresivo mostraron una respuesta más rápida.

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Desde hace ya varias décadas se ha intentado desarrollar vacunas “anti-adictivas” que produzcan anticuerpos para bloquear los efectos farmacológicos de las sustancias de abuso. Una publicación reciente hace una revisión de la situación actual respecto de su desarrollo, partiendo del concepto de que los tratamientos actualmente en uso para este problema de salud individual y pública tienen un beneficio muy limitado. Las diferentes vacunas anti-adictivas tienen diferentes mecanismos de acción y no se basan en la inhibición del acoplamiento de las sustancias a receptores específicos sino que generan anticuerpos que sirven como antagonistas farmacocinéticos que modifican la concentración de la droga y su distribución en múltiples sistemas orgánicos, particularmente en el cerebro. Este artículo de revisión explica con detalle el proceso de su desarrollo y su mecanismo de acción.

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Recientemente se ha identificado que la microbiota (el conjunto de microorganismos en un hábitat particular como la piel o el intestino), particularmente la del tracto gastrointestinal, puede influir en la fisiología del tejido nervioso en cuanto a la comunicación intestino-cerebro, a las funciones cerebrales e incluso a la conducta. Un trabajo recientemente publicado hace una revisión de la información actualizada que sustenta cómo se da la interacción entre estos dos sistemas que no se habían considerado como interdependientes. Se analiza su participación en los fenómenos fisiopatológicos de varias entidades neuropsiquiátricas y el papel de sus modificaciones como alternativa terapéutica.

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