Los resultados de una investigación llevada a cabo en familiares sanos de primer grado de pacientes esquizofrénicos, mostró que éstos tienen alteraciones evidentes en el procesamiento de la percepción olfatoria, en comparación con familiares de sujetos sanos. Estos hallazgos son contrarios a los previamente encontrados por otros grupos de investigación, que habían sugerido que los defectos en la olfacción no representan un endofenotipo de marcador de vulnerabilidad para este padecimiento.

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La conducta suicida (CS), que incluye intentos, ideación y el hecho consumado de quitarse voluntariamente la vida, corresponde a un importante problema de salud individual y pública. El carácter multifactorial de la CS se manifiesta a través de la gran diversidad de correlatos y factores de riesgo que se asocian con ella. La epidemiología genética sugiere que la contribución heredable es relativamente menor que la ambiental.

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Los antipsicóticos atípicos (AA) son ahora los fármacos de primera elección para el tratamiento de la esquizofrenia. Sin embargo, se les relaciona con frecuencia al desarrollo de problemas de intolerancia a la glucosa o de diabetes mellitus (DM) franca. Varios estudios han señalado que si se les compara con los antipsicóticos tradicionales, los AA tienen un mayor riesgo de producir DM, aunque hay otras opiniones que disienten al respecto.

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El delirium es un síndrome neuropsiquiátrico complejo generado por la afectación global de la función cerebral, y que cursa principalmente con alteraciones de la cognición. El diagnostico se basa en su inicio súbito, curso fluctuante, etiología física y fallas cognitivas.

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Dentro del campo de los trastornos de la conducta alimentaria, un área que ha recibido recientemente interés por parte de los investigadores es la del manejo farmacológico de pacientes con sobrepeso que presentan episodios de alimentación compulsiva (atracones). Hay estudios que muestran que los inhibidores selectivos de recaptura de serotonina (ISRS) son eficaces para el manejo de esta entidad, sin embargo, los resultados no son lo suficientemente concluyentes.

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Existen diversas opiniones que sostienen que muchos trastornos psiquiátricos empiezan en la adolescencia o incluso en las últimas etapas de la infancia. Sin embargo, la mayoría de los estudios longitudinales de psicopatología infantil y de la adolescencia incluyen sólo casos graves y con un solo diagnóstico. Cuando los trastornos simultáneos no se toman en cuenta, los hallazgos atribuidos a un padecimiento pueden estar influenciados por la presencia de otros no detectados y cuando se identifican, los investigadores suelen tomar en cuenta básicamente a los del eje I de la clasificación del DSM, lo cual no cubre por completo todas las condiciones que pueden influir en el pronóstico.

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